AQUELLOS SILENCIOS QUE MI ALMA HA GUARDADO DURANTE TANTOS AÑOS,AHORA HABLAN EN ESTE RINCÓN PERDIDO, EN EL QUE SE ENTREMEZCLAN LOS ECOS DE LO REAL Y LO IMAGINARIO, QUE LLEGAN, DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MIS ADENTROS.

Tú acomódate, desnuda tu cuerpo y tu alma, embriágate del aroma a sándalo… y sueña.

viernes, 22 de julio de 2011

Azul turquesa


El sol rebota en el espejo que cuelga en la pared y se esparce por el pequeño salón en el que descansan tus cuadros por los rincones. Pintas veleros de velas turquesas y escribes en las paredes versos con sabor a canela. Dices que lo habías dejado, que la inspiración te había abandonado, pero que ahora, soy yo tu musa, que mis rizos se enredan en tu cerebro creando marinas de aguas cristalinas.

Nos llega el rumor de las olas mezclado con las voces de la gente que pasea por el paseo marítimo, mientras nuestros cuerpos descansan entrelazados sobre el fino suelo de madera. Tus labios me besan sin medida, sin temor, mientras yo cierro los ojos para concentrarme en ti, en tu suavidad, en tu calidez, en tu aroma de mediterráneo. Canturreas en mi oído una canción de amor, una canción antigua que me hace sonreír, eso es lo que más me gusta de ti, lo mucho que me haces reír. Mis dedos resbalan por tu espalda húmeda y tus manos me aprietan contra tu cuerpo.  Me cobijo en ti y me siento tan vulnerable  que creo que todo depende de ti, que todo está en tus manos.

La tarde se marcha dejándonos desnudos, los rumores se apaciguan y yo me adormezco entre tus brazos, nos llegará la noche si no nos damos cuenta y el olor a jazmín prenderá de nuestro pelo embriagando nuestros sentidos ¿por dónde andabas todo el tiempo que estuve sin ti?

Escalas mi cuerpo en tu deseo inagotable, mis manos se posan sobre tus nalgas duras y suaves, firmes y prietas, tus labios recorren mi cuerpo y mi deseo despierta de su ligero  letargo, eres la sed que me quema y el agua  que la sacia. Dices que las ligeras curvas de mi cuerpo influyen en tu flora intestinal, y se podría decir que es una frase carente de romanticismo, pero el tono que utilizas y el brillo de tus ojos la convierten en la más tierna y romántica de las declaraciones. Nos miramos intensamente y rompemos a reír, el aire ya no puede soplar si tú no estás.

Los movimientos lentos de tus caderas ralentizan el tiempo, la atmosfera húmeda se espesa al compás de tu respiración, por mi espalda resbalan gotas de sudor y en tu frente brilla una estrella. Quedan tantos océanos por navegar, que quizás deberíamos desplegar velas, pero mientras, tus caderas se siguen moviendo conduciéndome al abismo de mis debilidades.
Permanecemos desnudos sobre el suelo, nuestros cuerpos agotados no se quieren levantar, la noche nos abraza y un rayo de luna curioso, rebota en el espejo que cuelga en la pared y se esparce por el pequeño salón en el que descansan tus cuadros por los rincones.

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