AQUELLOS SILENCIOS QUE MI ALMA HA GUARDADO DURANTE TANTOS AÑOS,AHORA HABLAN EN ESTE RINCÓN PERDIDO, EN EL QUE SE ENTREMEZCLAN LOS ECOS DE LO REAL Y LO IMAGINARIO, QUE LLEGAN, DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MIS ADENTROS.

Tú acomódate, desnuda tu cuerpo y tu alma, embriágate del aroma a sándalo… y sueña.

sábado, 28 de junio de 2008

Aprovechando oportunidades


Le calculaba unos nueve años menos que yo, pero a estas alturas de la vida esas cosas ya no importan. Observaba como me miraba el escote sin poderlo evitar, se veía lascivia en su mirada, y eso me ponía… mucho.
Mientras descargábamos los muebles de su furgoneta, yo no podía dejar de mirar su camiseta, que sudada se le pegaba al cuerpo dejando entrever unos perfectos abdominales bien marcados.
Él no me quitaba los ojos de encima, y una sonrisa picara dejaba claras sus intenciones. Yo estaba un poco confusa, no acababa de entender que un chico tan joven se sintiera atraído por mí, vestida con mi mono de trabajo y sin pintar, que era como siempre me veía él. Hacía tiempo que lo intuía, pero hoy me lo estaba dejando bien claro, y yo no pensaba ponerle inconvenientes. Ya no se me iban a presentar muchas oportunidades así, y no estaba yo para desperdiciar nada.
Cuando acabamos de descargar los muebles, cerró la puerta del taller a su espalda, y sin mediar palabra vino directo hacia mí, yo sólo pude sonreír como una idiota.
Sin saber cómo, su boca estaba sobre la mía, y sus manos habían librado toda barrera para acariciar mi pecho, quemando mi piel con su febril pasión.
Tiré al suelo unas sillas isabelinas que tenía sobre una mesa de caoba, y allí nos tumbamos, yo debajo, el encima, se peleó con mis botas de puntera metálica de seguridad para poder quitarme el mono, al final lo ayudé, no podíamos perder el tiempo. Tiré una de las botas hacia atrás, y al oír el sonido de cristales rotos me di cuenta que le había dado de lleno al espejo de la Sra. Gutiérrez, ¡madre mía siete años de mala suerte! Pensé.
Pero el espejo de la Sra. Gutiérrez quedó en un segundo plano al notar su cabeza entre mis piernas, ¡Oh! ¡oh! ¡oh!, era joven pero no inexperto. El orgasmo llegó demasiado rápido, ¡que rabia! Pero el muchacho estaba aplicado y enseguida lo tuve encima, desnudito, así con sus abdominales, con un culito prieto de esos que te hacen perder el sentido, y un miembro… ¡que miembro! Grande, erecto, bello, muy bello, lo acaricie, parecía de terciopelo, por su suavidad y siendo fiel a mi manía de ponerle nombre a los genitales masculinos, lo bauticé Platero, y ahí estábamos “Platero y yo”, claro que eso de que es pequeño (no diría yo), peludo (por suerte no, si no hubiera parecido un Gremlin), pero suave sí, eso sí. Y en ese momento me vino a la cabeza un párrafo de esa fantástica novela, “Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...”
Sin poderlo evitar me entró la risa estúpida que siempre me da en los momentos más inoportunos, el muchacho se quedó sorprendido, cortado, creyendo que me reía de él.
Por un momento vi tambalear la situación, y ante la posible catástrofe de que se sintiera humillado y saliera huyendo, la risa se me cortó de golpe.
Lo besé apasionadamente y apreté mi cuerpo contra el suyo mientras con mi mano derecha acariciaba sus duros y apretados testículos.
A él se le olvido mi risa, o simplemente le dio igual, y volvió a ponerse en situación. Se lanzó a mi cuello para morderlo y succionarlo, ¡que ilusión! Tendré que volver a taparme el cuello con un pañuelo como cuando tenía quince años, ¡ya no creí que volviera a pasarme eso!, (pensaba yo emocionada).
Intentó penetrarme, pero como pasa siempre, no atinaba, no sé si es una cosa generalizada o es que yo doy con todos los patosos de este planeta, pero el caso es que tuve que ayudarle a encontrar el camino.
Al notar como entraba lentamente y se iba abriendo camino, perdí la compostura y me dejé llevar, la imagen de sus musculosos brazos, sus marcadas abdominales, y sus ojos color canela que se clavaban en los míos me llevaban de camino al paraíso. Entonces empezó su movimiento y con él un sonido, clon, clon, clon, mire hacia arriba y vi como se movía el armario de estilo mandarín por los golpes que le asestaba la mesa con el bamboleo de nuestro vaivén. En ese momento y como en cámara lenta vi caer algo que en un principio no atiné a identificar, y mientras lo veía dar una voltereta en el aire supe que era el bote de tinte de madera que un rato antes había dejado sobre el armario, y el líquido oscuro que salía en un chorro descontrolado era el tinte color roble oscuro con el que había estado trabajando esa mañana. El bote fue cayendo lentamente dejando tras de sí una lluvia oscura que nos dejó cual dos dálmatas en celo, y aterrizó directamente en la cabeza del joven, cayendo después al suelo con su correspondiente escándalo sonoro. Pero lo más sorprendente de la situación fue que el muchacho no se había dado cuenta de nada, el seguía a lo suyo sin parecer haber notado el zurriagazo del bote, y sin preguntarse que eran esas extrañas manchas que nos habían salido de pronto.
Él llegaba al éxtasis mientras yo alucinaba en colores. Por una vez que me ligaba a un macizorro un bote de tinte me cortaba el royo. Pero eso no lo iba a consentir, así que lo deje descansar y cuando se repuso y vio como estábamos, que parecía que teníamos un extraño tipo de sarampión salvaje, me lo lleve a la ducha.
El cuarto de baño del taller es muy pequeño y tiene un estrecho plato de ducha en el que meter dos cuerpos es arto difícil, pero yo que cuando quiero soy muy mañosa, me las apañé perfectamente, y allí estábamos los dos, apretaditos como las anchoas en esos potecitos de cristal.
Me recree en enjabonar cada centímetro de su cuerpo de Adonis mientras él enjabonaba el mío (mejor no comento de qué). Debido a las estrecheces, no había opciones de muchas posturitas, por lo que el yo delante, y él detrás, fue la única forma posible que encontramos para acoplarnos.
El agua caliente recorría nuestros cuerpos, él cogido a mis caderas, yo apoyada en los grifos, y con la pasión el descontrol, no sé como lo hice, pero abrí más de la cuenta el grifo de agua caliente y nos calló un chorro que nos escaldo como a dos poyos. Supongo que fue un acto reflejo, el caso es que al apartarnos bruscamente resbalamos hacia atrás, caímos juntos y enganchados, yo caí en blandito, pero él, él cayó en el duro suelo, esperé unos segundo escuchando en el silencio que precedió al golpe, deseando oír su respiración, y con el pánico en el cuerpo pensé “me lo he cargao” al final “me lo he cargao”. Como pude y poco a poco me giré, sus ojos color canela me miraban divertidos, y tras una sonora carcajada continuamos en el suelo con lo que estábamos haciendo, y esta vez sí, esta vez siiiiiiii, toqué la luna con mis dedos.

martes, 17 de junio de 2008

Con el alma


Quiero que me hagas el amor, desde dentro, con tu alma más que con tu cuerpo, quiero sentir, tus besos sobre mi cuello, quiero notar, como tus manos moldean mi pecho, y morirme, contigo dentro, dentro de mi cuerpo, de mi sentimiento, quiero tenerte entre mis brazos, hasta que se nos acabe el tiempo. Que me muerdas los labios, mientras bebo de tu aliento, deja que mi alma te envuelva, y te muestre el universo, quiero notar tu pasión, sentir como vibra tu cuerpo. Quiero hacerte volar, llorar, perder el conocimiento, yo te haré sentir, más allá de los placeres terrenos, conmigo sabrás, que nuestros cuerpos, juntos, fundidos, rozaran los cielos, no habrá limites para nuestro deseo. Y en el umbral del placer, veras mis ojos serenos, que observándote tranquilos, te dirán lo mucho que te quiero. Y tú, sin casi aliento, al borde del enloquecimiento, gritaras mi nombre con tu pensamiento, y yo, desde el silencio, desgarrare mi garganta, y en un grito ahogado, que me saldrá de dentro, le diré al mundo, lo mucho que siento, y tú, entre mis brazos, me entregaras tu cuerpo, tu mente, y aquello que guardas, en lo más profundo de tus sentimientos.

jueves, 12 de junio de 2008


viernes, 6 de junio de 2008

Tu recuerdo


En este tiempo cansino de desesperanza, he llorado cientos, miles de lágrimas. Han llorado mis ojos, ha llorado mi alma, he llorado en la roca, que tanto te extraña.


Te he buscado en mis sueños, te he buscado en mi playa, pero tú te has marchado, allí, donde no llegan mis palabras.


Sólo me queda tu silencio, silencio que quema y mata, silencio por el que navego, en un barco de añoranza.


Ni el tiempo ni la distancia, apagaran tu recuerdo, que despacito y sin yo saberlo, se me metió muy, muy dentro.


Sólo espero que algún día, al recordar mi recuerdo, una brizna de alegría, salpique el brillo, de esos tus ojos negros.

jueves, 5 de junio de 2008

Mi ilusión


En el hueco de mis manos he guardado una ilusión, ilusión de estar contigo, juntitos, muy juntitos los dos.

Quiero mirarme en tus ojos, espejos de mi pasión, y que pronuncies mi nombre, que sólo escucho en tu voz.

En tu cuerpo mi cuerpo desnudo, creando una perfecta unión, unión que en el infinito, forme una constelación.

Quiero que te pierdas conmigo, por esos mundos de amor, quiero morir a tu lado, diciéndole a la vida adiós.

A tu corazón rebelde, ataré toda mi vida, pero has de prometerme, que me amaras, de una forma desmedida.

Así eternos y unidos, juntitos, muy juntitos los dos, amándonos en el espacio, espacio que formamos tú y yo.