AQUELLOS SILENCIOS QUE MI ALMA HA GUARDADO DURANTE TANTOS AÑOS,AHORA HABLAN EN ESTE RINCÓN PERDIDO, EN EL QUE SE ENTREMEZCLAN LOS ECOS DE LO REAL Y LO IMAGINARIO, QUE LLEGAN, DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MIS ADENTROS.

Tú acomódate, desnuda tu cuerpo y tu alma, embriágate del aroma a sándalo… y sueña.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Melancolia


La sombra caía sobre mis hombros, pesada, plomiza, dejando surcos profundos y húmedos, en los que mis sentimientos íntimos resbalaban lentamente como un débil riachuelo de espeso flujo.


La sangre derramada entre mis piernas dejó un aroma metálico que ya nunca podría olvidar, y un recuerdo agrio se hizo hueco en mi mente, Pero la realidad vestía tu ausencia, y en mis oídos resonaban los llantos de las rocas bañadas por las olas del mar de mi desesperación. Me dolía la garganta de gritar tu nombre que se ahogaba en el silencio, me dolía la mente de pensarte una y otra vez, me dolía el estomago por el hueco producido por tu recuerdo, y no me cansé de buscarte en las calles de mi soledad. Deseé verte aunque sólo fuera un instante, rozar tus labios con los míos, aunque me provocara llagas que nunca conseguiría sanar. Deseé recorrer tu piel con la yema de mis dedos, aunque me quemara con el calor letal de tu cuerpo.


Y en mi debilidad, en el agotamiento que me aplastaba implacable, te vi junto a mí, desnudo sobre mi cama, y tus manos abrasaron mi cuerpo que se estremeció bajo tus caricias, que eran el único hilo que me sostenía con vida. Y en ese espacio sin tiempo, en el que mis pulmones dejaron de respirar, mientras mi mente te creaba junto a mi dándote un cuerpo que ya no me pertenecía, imaginé lo que sería poder dibujar tu perfil, sin morir de melancolía.

lunes, 24 de agosto de 2009

Te extraño


En el silencio de mis momentos, en los suspiros de mis sentimientos, en las lágrimas que lloro por dentro, en lo más profundo que siento.
En mis días comunes, en los huecos de mis pensamientos, en las palabras de mis silencios, en mis callados lamentos.
En mis añorados recuerdos, en todos y en todo, en lo que guardo y escondo, en cada momento, y en todo ello, te extraño y te quiero.

jueves, 20 de agosto de 2009

Hay un lugar







Nunca he creído en un cielo común en el que nos juntemos todos a mogollón. Lo mío es más de paraíso personalizado, donde te encontrarás con todos aquellos con los que hayas sido feliz.





Y allí, en ese lugar, espérame. Hoy te has ido, y aunque estoy muy triste, dentro de mí, brilla la luz de la esperanza, sé que nos volveremos a ver, volveremos a estar juntos, a revolcarnos por el césped, y sé, que mientras yo no llegue estarás bien acompañado, así que dales un lengüetazo de mi parte a Pachi, Pituqui, Centella, Lluneta y Fosca.
Siempre te llevaré en mi corazón.




Hay un lugar donde nuestras miradas se encontraran
Un lugar donde me sentaré a tu lado frente al mar
Donde pasearemos juntos en libertad
Hay un lugar donde mis caricias serán eternas
Un lugar donde tendremos tiempo de jugar
Donde nada ni nadie nos podrá separar

Gracias por estos once años.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Aquella extraña historia







La brisa templada entraba por la ventana, que completamente abierta abría camino a los pensamientos obscenos de aquellos, que atreviéndose a soñar, volaban atravesando el aire rancio de la ciudad dejando atrás, miles de kilómetros intangibles.


Y allí, desnuda sobre el sofá, esperaba sin saberlo, al que de una forma extraña y extravagante, se convirtió en mi amor.


En un principio, desde la semiinconsciencia del primer sueño, creí que el cosquilleo suave que sentía en el perfil de mi pecho eran gotas de humedad salina condensada. Pero cuando la suavidad se convirtió en ligera presión, salí de mi amodorramiento y vi sus manos de dedos anchos y varoniles cubriendo mi piel.


Eran caricias lentas, calientes, que me levantaban la piel. Era una sensación agradable, tentadora, absolutamente irresistible. Me costó un largo instante creer que aquello que estaba sucediendo era real, verídico. Mis ojos soñolientos no conseguían enfocar aquel extraño instante. Y antes de conseguirlo, mis labios fueron sorprendidos por su boca lasciva. Cerré los ojos, y entonces, la visión fue perfecta.


El pelo oscuro le caí en suave cascada rizada descansando ligeramente sobre sus hombros anchos y redondos. Una incipiente barba descuidada cubría su rostro anguloso de marcada mandíbula. No podría decir que era exactamente guapo, pero si varonil, muy varonil. Yo quería observar su cuerpo que ya se apretaba contra el mío que sin preguntarme, había cedido entregándose sin condiciones. Su calor era intenso, acogedor, la humedad nos cubría, unificando aún más nuestros seres.


Su cuerpo se acopló en perfecta unión al mío, y por primera vez, mis ojos se encontraron con los suyos. En ellos no encontré color, eran todo profundidad, luz, paz. Así pasó la vida, la historia del mundo, todo sucedió en aquel momento, todo empezó y acabó en ese instante, y él me contó historias, historias increíbles, que yo, sin saberlo, ya conocía.


En aquel sofá, cada noche tendida desnuda esperando a sentir el cosquilleo suave en el perfil de mi pecho, dejé descansando mucha vida que viví saboreando su piel, dejándome desgastar por sus manos varoniles de dedos anchos. En aquel sofá vivimos aquella extraña historia de amor y pasión en la que me pasee al borde de mi locura. Sin nombre que gritarle al viento, ni fotos que guardar en un cajón. Simplemente un viejo sofá, y una ventana abierta por la que miro desnuda, por la que me asomo a mi delirio, por la que sueño que entra, sin hacer ruido