AQUELLOS SILENCIOS QUE MI ALMA HA GUARDADO DURANTE TANTOS AÑOS,AHORA HABLAN EN ESTE RINCÓN PERDIDO, EN EL QUE SE ENTREMEZCLAN LOS ECOS DE LO REAL Y LO IMAGINARIO, QUE LLEGAN, DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MIS ADENTROS.

Tú acomódate, desnuda tu cuerpo y tu alma, embriágate del aroma a sándalo… y sueña.

sábado, 26 de abril de 2008

En la distancia


En la noche tiemblo, en la noche, porque no te tengo, te siento cercano y lejano, te siento, a mi llegan tus pensamientos, pero no sé, si tú recoges mis besos.


No sé cómo es tu cuerpo, pero sé, que poco a poco te tengo. Marchas, y la soledad me atrapa, entonces quiero llorar, desde dentro, quiero llorar, llorarle al viento.


Siento que tus manos recorren mi cuerpo, manos de aire que me acarician en mis sueños, caricias que tan tiernas presiento en mi silencio.


Y tus ojos, en los que no me reflejo, quisiera mirarme, mirarme en ellos, pero aunque los busco entre las estrellas, los busco, pero no los veo.


Escucho a través del tiempo, los latidos de tu corazón, latidos en los que me mezo, latidos que calman mi alma, latidos que golpean mi pecho.


Y en la distancia, y en el tiempo, y en todo aquello que nos separa, en todo aquello, encontrare el espacio, encontrare el momento, para que mis labios, en tu piel, depositen un beso.

miércoles, 23 de abril de 2008

Aquella niña que fui


A veces me miro en el espejo, y no reconozco a la persona que me mira a los ojos, es una sensación extraña, desagradable, e incluso a veces es tan fuerte que me dan ganas de llorar. Es una tristeza amarga, como de añoranza o desilusión, porque si consigo centrar mi mirada única y exclusivamente en mi mirada, me doy cuenta que quien está ahí frente al espejo, es aquella niña con la cabeza llena de sueños, una niña con ganas de saltar al vacío y aprender a volar. Una niña que imaginó las cosas de otra manera, en una vida donde todo salía bien, donde no habían problemas, ni sufrimiento, ni mentiras, ni desamores. Una niña que se imaginó invencible, ganadora de toda lucha, sin lágrimas que derramar, ni perdones que pedir. Y ahora, ante una imagen muy distinta a esa niña, descubro que nada ha sido como imaginé, y que esa niña anda perdida en un bosque de incertidumbre donde la abandoné, y allí seguirá eternamente, preguntándose si el camino no existió, o por el contrario, fue ella quien no lo supo encontrar.

lunes, 21 de abril de 2008

Guillermo y ella

Sus masculinas manos, recorrían el cuerpo femenino, que se retorcía suave y lento al ritmo de las caricias. Él olvidaba quien era, y hundiendo la cara en el hueco que se formaba entre el cuello y el hombro de su amada, perdía toda noción. Amada y soñada, necesitada y buscada, en cada segundo de su existir, y ahora, en el umbral del tiempo que les esperaba, la recorría suavemente con sus labios cálidos y temeroso, subiendo, bajando, deteniéndose, continuando, suspirando, intentando pronunciar su nombre, sin poderlo conseguir.

Ella introducía sus dedos entre los cabellos de él, y cerrando la mano, casi, casi le producía dolor, pero ese casi, entrañaba tanto placer, que sin quererlo, sin evitarlo, el beso se convirtió en mordisco, y ella, con un ligero quejido, le advirtió del límite entre la pasión y él dolor.

Él deseado, poseído, amado, él sosegado, saboreando el cuerpo, ese cuerpo, que aunque imperfecto, le hacía perder el sentido, los sentidos, el rumbo, la dirección.

Besando, lamiendo, gozando de cada rincón que le llevaba hasta ese pecho palpitante, ardiente, erecto, que él extremadamente celoso mordisqueó hasta que ella vibró, y ya juntos, en una unión perfecta, él dentro, ella plena, él enloquecido, ella delirada, él perdido, ella llorada, consiguió decir entrecortada, Guillermo, Guillermo ¿me amas? Y él, en un susurro, entre lagrimas, con un suspiro, sorprendido, preguntó ¿si te amo? Te amo hasta el desgarro, hasta el dolor, te amo a cada latido de mi corazón, te amo en cada uno de mis pensamientos, te amo, porque si no te amo muero, muero de desesperación.

domingo, 13 de abril de 2008

Ausencia


En el silencio de la noche, en la soledad de mi estancia, en el triste no saber, ¿que siento, que padezco, que me pasa? Es tu ausencia o es la mía, es que me duele, o que me daña. Es que no sé ni tan siquiera, si me amas, o me atas. No sé si esta sensación, que tan extraña, me ahoga, me quema, me exalta. No sé quizás, si es o si no es, si será, o tal vez, sencillamente fue. Pero quiero respirar, sentir, vivir, soñar. Quiero que todo pase, o que se estanque, o simplemente que cambie. Quiero que la vida sea vida, y mis manos, desnudas, no tiemblen en la penumbra, al sentirse solas, vacías. Quiero que mi corazón caliente, palpite como siempre, sin necesidad de olvidar mí nombre, o tener que unirlo al tuyo… para siempre.

miércoles, 9 de abril de 2008

No sé si habrá cielo


En la noche plateada de estrellas tristes y solitarias, tus ojos descubren mi cuerpo, carente de curvas, y de pechos pequeños, que tus manos cubren haciéndome delirar de excitación. En esta noche con aroma a jazmín y brisa cálida del mediterráneo, tus labios saborean mi piel que se eriza con tu contacto, y entremezclamos sudores mientras tu cuerpo se acopla al mío, entre gemidos, que cortan mi respiración, tu respiración, nuestros suspiros.

En la noche silenciosa, que es cómplice de nuestra pasión, tu cuerpo, mi cuerpo, nosotros dos, en la unión, con ardor, al compas, sobre mí, sobre ti, juntos los dos. En esta noche en la que pierdo el sentido, el rumbo, la dirección. En esta noche en la que muero, renazco, vibro, en la que te tengo, te pierdo, te poseo, y tú me observas con tus ojos enamorados velados de pasión, y como con esfuerzo, como con dolor, me dices… te quiero. Y yo, muero, muero por dentro, y por fuera quemo, y tu piel y la mía arden juntas, se funden, y pienso, no sé si habrá cielo, pero si existe, seguro, no es mejor que esto.

martes, 8 de abril de 2008

Bajo tu ombligo


Bésame, pero bésame por dentro, lento o no lento, pero bésame, y cuando llegue el momento, no dudes, apodérate de mi cuerpo. Déjame que te bese, que te bese entero, bajando por el cuello, deteniéndome en tu pecho, y poco a poco, seguir camino, hasta tu ombligo, ¡qué camino!, que me muero, que te deseo, y bajo, bajo muy lento, ahora ya sí, me pierdo, y tú, tú te estremeces, y yo lo siento, te siento, tan erecto, tan cálido, y te tengo entre mis labios febriles de deseo, y te miro y veo, que tú te muerdes los tuyos, y tu respiración se agita, y llega, llega el momento, desbordas entre gemidos, y yo te bebo, bebo de ti, de tu cuerpo, de todo aquello que amo, de todo aquello… que en ti tengo.

miércoles, 2 de abril de 2008

Para todos los vanidosos


Hola queridos, ya es primavera y vamos una vez más hacia el buen tiempo, aunque la verdad es que parece que nunca se fue. Dentro de pocos días mi querida arca cumplirá su primer añito, parece mentira, como pasa el tiempo, y todo eso que se suele decir. Pero la verdad es que en ella el tiempo pasa lento, pesado, espeso. El polvo denso del esfuerzo intensifica el ambiente, y aunque no lo parezca hay acumuladas muchas horas, muchas sonrisas, y algunas lágrimas. Un esfuerzo gratificante, eso sí. Y me conformo con que a uno sólo de vosotros os haya hecho pasar un rato agradable.
Besos