No hay perdón, olvidas que las palabras no son hojas que arrastra el viento y se las lleva lejos, son puñales que se clavan dejando heridas en ocasiones imposible de sanar.
A veces te observo intentando comprender mis sentimientos, he de confesarlo, no sé si te quiero. Lo intento una y mil veces dejando mi vida en ello, pero cuesta tanto cuando el dolor es tan profundo y seco.
Tendré que aprender a llorar, sin llanto no hay sentimiento, es quizás por ello, que ya no siento. No me tiembla el alma cuanto te pienso, he perdido la ilusión, se apagaron mis sueños.
Hay un solo silencio, aquel que acalla las cosas que no dije en su momento, sólo queda un tiempo, aquel en el que esperando se perdieron los momentos, aquellos, que no vivimos por falta de tiempo.
Cuesta tanto respirar, cuando el aire es tan denso. Me marcho, ya no puedo esperar, aquí te dejo, mi último beso.