AQUELLOS SILENCIOS QUE MI ALMA HA GUARDADO DURANTE TANTOS AÑOS,AHORA HABLAN EN ESTE RINCÓN PERDIDO, EN EL QUE SE ENTREMEZCLAN LOS ECOS DE LO REAL Y LO IMAGINARIO, QUE LLEGAN, DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MIS ADENTROS.

Tú acomódate, desnuda tu cuerpo y tu alma, embriágate del aroma a sándalo… y sueña.

jueves, 24 de julio de 2008

Vacaciones de verano




Me voy a descansar.

Espero que os divirtáis y seáis felices.

Nos leemos a la vuelta.

Mil besos.

martes, 22 de julio de 2008

El día que lo conocí




Había quedado con Marta para ir a comer a un vegetariano que nos habían recomendado.
Marta es esa amiga macizorra que todas tenemos. No importa que te gastes un pastón en el modelito a llevar, ni que te pases toda la mañana en manos del mismísimo Llongueras, o te hayas puesto cuatro ampollitas de esas efecto lifting y lleves seis capas de maquillaje super mega hiper reparador, porque llega ella con la cara lavada y recién peina, con los tejanos del Carrefour y la camiseta de mercadillo, y está divina de la muerte, mientras tú eres el vivo ejemplo de ese refrán tan gracioso que dice eso de: “aunque la mona se vista de seda…”.
Allí estaba yo, como siempre, esperando a Marta. Es tan mona como impuntual, así que decidí entrar y pedirme una copita de cava mientras esperaba, que eso siempre queda muy “chic”.
El restaurante era pequeñito, acogedor, cada mesa era distinta, el mobiliario de adquisiciones en rastrillos.Velas, flores secas, espejos, y fotos antiguas decoraban los rincones.
Un impresionante madurito de ojos plateados como su pelo, salió a recibirme, yo, como no, tropecé y un poco más y me incrusto directamente en el madurito en cuestión, a mi no me hubiera importado, pero allí en medio como que no quedaba muy bien.
Por fortuna pude cogerme al fornido brazo que me tendió, y lo que podría haber sido un ostión en toda regla, quedó en un simple tropezón.
Así que allí estábamos los dos, él elegante, majestuoso, impresionante, yo roja, acalorada, y con una estúpida risita que no podía quitarme de encima.
- ¿Se ha hecho daño?
- ¡Oh! No, gracias, pero no me llames de usted, no soy tan mayor (menuda memez acababa de soltar, así, sin respirar casi, pero bueno ya estaba dicho)
- ¿mayor? Claro que no, si es usted una chiquilla, perdón tú
Pues anda que él, también se había quedado a gusto, aunque ver que los dos estábamos en el mismo nivel de estupidez me tranquilizó.
- ¿Mesa para uno?
- ¡Sí! (contesté, como si fuera una verdad inamovible)
- Sígueme por favor
Hasta el fin del mundo si hace falta, pensé, y le seguí. Me llevó a una mesa en un rinconcito encantador desde donde sólo llegaba a ver una pequeña parte del resto de las mesas. Encendió una vela que se erguía coqueta en un precioso candelabro de alpaca, me tendió la carta, y guiñándome un ojo se marchó.
Rápidamente saqué el móvil y marqué el número de Marta, estaba claro que no podía venir, primero porque en cuanto ella hiciera su aparición estelar yo pasaría a ser transparente, y el bomboncito ya no me haría ni caso, y segundo porque yo ya había dicho que comía sola.
- Hola preciosa, no te preocupes ya estoy llegando, en cinco minutos estoy ahí.
- Ja ja ja, eso no te lo crees ni tú, seguro que todavía estás en tu baño rizándote las pestañas.
- Hija de verdad, da un poco de asquito tantos años de amistad, no puedo engañarte ni un poquito sólo.
- Bueno mira, da igual, el caso es que no voy a poder ir, me ha salido un imprevisto y mejor lo dejamos para otro día.
- ¡Ya! ¿has ligado verdad? Eres una guarra, me dejas colgada por el primer pendón desorejado que se cruza en tu camino.
- ¡No! Por el primero no, por el único en mucho tiempo, así que sí, te dejo colgada, y ni se te ocurra aparecer con tu apretado culito por aquí, ya te contaré.
- Ya ves, yo también te conozco como si te hubiera parido, además quien me recomendó el restaurante ya me habló del madurito de pelo cano, y no te preocupes que por supuesto que no voy a aparecer, espero que te aproveche el rabo de toro.
- ¡Qué ordinariez!, pero bueno no te lo tendré en cuenta, ya te contaré ¡ciao!
Mi querido camarero se acerco a la mesa con una sonrisa, muy, muy sexy. Una fragancia masculina y fresca impregno el ambiente, y reparé en el detalle de que no la había olido antes, así que llegue a la interesante conclusión de que se había perfumado para mí, y eso me conmovió.
- ¿Ya sabes lo que quieres, o prefieres que te sorprenda?
Su voz era tierna, profunda, masculina, yo tenía claro lo que quería, y de buena gana se lo hubiera explicado muy, muy gráficamente. Suspire mientras me perdía en sus ojos plateado intenso. Mi cuerpo latía sensual, y yo bajo su mirada me sentía más femenina que nunca. Él percibió la fiebre en mis ojos, y noté su excitación retenida.
Era hora de dar el paso, ahora o nunca, pasado ese momento todo se enfriaría irremediablemente.
- Se lo que quiero (le dije aguantando la mirada), pero no he visto que tu cuerpo esté en la carta.
Él sin retirar sus ojos de los míos, posó la yema de su dedo índice en mi cuello, fue bajando lentamente por mi escote hasta llegar al sujetador, pasó el dedo por debajo y estirando suavemente me atrajo hacia sí. Yo me levanté sin oponer resistencia, y cuando me tuvo cerca me besó en el cuello.
Caí rendida en sus brazos, el olor de su perfume me embriagó, y sus labios sobre los míos hicieron que casi me desvaneciera.
- Nos van a ver (le susurre al oído)
Él puso un dedo sobre mis labios, me cogió de la mano, y abriendo una puerta que estaba junto a mi mesa, y en la que no había reparado hasta ese momento, me llevó a una pequeña estancia que hacía las veces de despacho.
Una hermosa ventana llena de geranios floridos dejaba entrar el sol a través de unos visillos de algodón natural. Bajo ella un sofá blanco que iba a ser el lugar elegido para dar rienda suelta a nuestra pasión.
Introduje mis manos por debajo de su camiseta y acaricie su piel, un cosquilleo intenso recorrió mi cuerpo, se la quité, y su torso desnudo avivó mi deseo. Él puso sus manos sobre mis nalgas y me atrajo hacia sí, yo me quité el corpiño mientras el desabrochó mi falda. En un momento estuve en ropa interior, por suerte llevaba el conjunto morado que me había comprado la semana anterior y estaba recién depilada, así que mi aspecto era realmente sexi.
Mientras se desabrochaba el pantalón observaba detenidamente mi cuerpo, y sus ojos plateados dejaban entrever el fuego que le ardía dentro.
El destino tiene esas cosas y cuando se bajo los tejanos quedaron al descubierto sus slips morados, nos miramos y nos reímos.
- Está claro que somos el uno para el otro (me dijo con una voz tan tierna que las lagrimas acudieron a mis ojos)
Nos abrazamos y nos tendimos en el sofá, su ropa interior y la mía acabó mezclada en un montoncito revuelto en el suelo, y desde entonces sigue mezclada, ahora bien doblada y ordenada en un cajón de nuestra cómoda.

miércoles, 9 de julio de 2008

Allí donde quiero estar



Allí donde quiero estar, junto a tu pensamiento, junto a cada uno de tus latidos, allí donde tus sueños se pueden tocar, donde las amapolas, se mecen con tus suspiros.


Quiero estar allí, donde tus manos manejan el tiempo, donde hay un solo camino, donde tu voz es la dueña del eco, donde tu corazón, palpita junto al mío.


Allí donde quiero estar, junto al aroma de tu cabello oscuro, donde tus movimientos olean el mar, donde tu caminar, dibuja un sendero infinito.


Quiero estar allí, donde el día amanece en tu ombligo, donde la nieve dibuja tu espalda, donde todo empieza y acaba, cuando tus labios besan los míos.


Y justo allí estaré, observando tu cuerpo tendido, observando tu verde mirar, que ilumina todos mis vacios.