AQUELLOS SILENCIOS QUE MI ALMA HA GUARDADO DURANTE TANTOS AÑOS,AHORA HABLAN EN ESTE RINCÓN PERDIDO, EN EL QUE SE ENTREMEZCLAN LOS ECOS DE LO REAL Y LO IMAGINARIO, QUE LLEGAN, DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MIS ADENTROS.

Tú acomódate, desnuda tu cuerpo y tu alma, embriágate del aroma a sándalo… y sueña.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Corazones en tu espalda

Aquella noche de cálida brisa, llegué suspendida de mil sueños a tu ventana. La encontré entreabierta, quizás un descuido, o quizás, un eterno deseo.

Entré silenciosa, sutil, transparente, como el incorpóreo humo de un cigarro. La azulada luz nocturna se coló pegada a mi espalda, y se posó sobre tu piel iluminándote como un cuerpo celeste. Pude observarte desde uno de los ángulos de la estancia, desnudo, tumbado sobre tu cama.

Mi ser, hasta ese momento vaporoso y frio, empezó a materializarse, a solidificar el deseo que crecía en algún punto de mi. Y pude ver mi reflejo en el espejo de pie de tu habitación. Pequeñas gotas brillantes resbalaban por mi piel, dejando tras de sí el ligero pero inconfundible aroma de la pasión.

Tus ojos se abrieron lentamente, y tu mirada me recorrió entera, masajeando mi cuerpo, penetrando por todos mis orificios, elevando a lo imposible mi apetito de ti.

Tumbado boca arriba abriste tus piernas en un lascivo gesto de provocación, y el ardor que me invadía por dentro, insinuó mi debilidad.

Incapaz de postergar el momento me acerqué a ti, tus ojos se cerraron dejando tu cuerpo a mi disposición, indefenso, vulnerable. Y yo abusé, abusé de tu cuerpo, de tu mente y de tu alma.

Se enlazaron nuestros seres, creando nudos indisolubles, tus labios dibujaron nubes en mi pecho, y lo míos, corazones en tu espalda.

No cabía tanto deseo, el infinito se quedó pequeño, y en ese encuentro sutil, yo me impregné de ti, y tú, te empapaste de mí.

Dos seres en un deseo, fundidos en el placer, no me olvides, una de estas noches, volveré otra vez.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Silencios




Hay silencios, que lo dicen todo sin usar palabra, hay silencios que llagan, y otros que visten de añoranza. Hay silencios que otorgan, y otros que engañan. Hay silencios buenos, necesarios, silencios obligados, y a veces, deseados. Hay silencios que matan, y algunos que aman, hay silencios y silencios. Hay silencios, que sólo viven, cuando todos callan.