Te entregué mis lágrimas, las de agua, las del corazón, las del alma, y cayeron en un inmenso océano, donde se perdieron, donde no sirvieron para nada.
Ahora sólo me queda la calma, la del desamor, la de la tristeza, la del dolor. La que llega después de la tormenta, la que te hace olvidar, la que te ayuda a seguir, la que te sana. Así, que ahora que ya no te quiero, ahora que no te pienso, ahora que ya no siento, solo te puedo decir adiós, ya no me debes nada.
2 comentarios:
Lamentablemente, en el amor, son las mujeres las que en general entregan el alma, su vida, el todo... Son muy pocos los hombres que pueden hacer eso por una mujer (desgraciadamente).
Será que el sexo femenino es menos cobarde y más fuerte y por eso entrega el todo por el todo?. Será que hay menos hombres con respeto por el amor?.
Un abrazo.
Quizás, pero entonces, pobrecitos, pues siempre es más feliz quien más amó, y según esa teoría, esas siempre fuimos nosotras.
Mil besos
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