He olvidado tu nombre y mis manos se han desprendido del recuerdo de la suavidad de tu piel. Qué triste permanece la ventana cerrada, esa por la que entraban los rayos de sol que dibujaban nuestros cuerpos en las paredes del salón. Ha enmudecido el mar que se tragó mis lágrimas como lentejas de cristal. Ya el viento cesó, cansado de no escuchar más nuestras promesas de amor, no le gustó el silencio sepulcral que las remplazó.
Ahora el recuerdo permanece lejano, adormecido en el sopor de una tarde de verano que se fue y ya nunca volverá. No volverá, como no volverán los sueños de amores vestidos con el insomnio de nuestra pasión. Cuantas veces repetido un te quiero que no sirvió más que para disfrazar un sentimiento que nunca existió. Quizás resulte demasiado doloroso para guardar en la memoria, mejor olvidar aunque no resulte valiente, quise dar la espalda al dolor y por fin lo conseguí, no vuelvas a empuñar la daga que ya me mató.
El camino se ha dividido en dos, no hay que mirar atrás, yo ya olvidé tu nombre y el sabor de tu piel, no quieras arañar con tus uñas el tiempo, fuiste tú quien cerró la ventana, aquella por la que entraban los rayos de sol que dibujaban nuestros cuerpos en las paredes del salón.
3 comentarios:
Hola querida.
Deseo que estés bien, necesito que estés bien, quiero que estés bien.
Te echo de menos.
Un beso y abrazo enormes para ti.
Hola amiga...se te echa de menos, un besote.
Yo también os echo de menos.
Os quiero
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