AQUELLOS SILENCIOS QUE MI ALMA HA GUARDADO DURANTE TANTOS AÑOS,AHORA HABLAN EN ESTE RINCÓN PERDIDO, EN EL QUE SE ENTREMEZCLAN LOS ECOS DE LO REAL Y LO IMAGINARIO, QUE LLEGAN, DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MIS ADENTROS.

Tú acomódate, desnuda tu cuerpo y tu alma, embriágate del aroma a sándalo… y sueña.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Sonrisa de piedra



Esta tarde he estado esperándote sentada en el banco de piedra del parque de la iglesia. Como en aquellas tardes que te veía llegar por la calle de adoquines que sube desde la playa. El viento y las gaviotas se dejaban oír rompiendo el silencio de la solitaria plaza desde cuyo centro, me llegaba la pétrea mirada de la estatua de mármol de ojos saltones, que desde su frío pedestal me observaba descarada, amenazante, mordaz.


Preferí ignorarla y fijé mi mirada en el horizonte adoquinado por el que de vez en cuando, aparecía oscura la silueta del algún viandante solitario. Pero ninguna que me recordara a ti, ninguna tan esbelta, tan firme… tan tuya.


Empezaron a caer frías gotas de lluvia al mismo tiempo que las campanadas de la iglesia con su imponente sonido, provocaran el vuelo de las pocas palomas que todavía quedaban. Y tú te retrasabas, y yo esperaba, cada vez más empapada, más fría, más quieta. Empecé a temblar sin quererlo, incapaz de controlarlo, y entonces, al mirar la estática figura que me observaba desde el centro del parque, me di cuenta que me sonreía con gesto burlón, y fue entonces cuando caí en la cuenta, de que aunque no sabía exactamente cuánto, hacía ya algún tiempo que no aparecías por el camino de adoquines.


Que cruel es a veces la realidad.

No hay comentarios: