
Ella introducía sus dedos entre los cabellos de él, y cerrando la mano, casi, casi le producía dolor, pero ese casi, entrañaba tanto placer, que sin quererlo, sin evitarlo, el beso se convirtió en mordisco, y ella, con un ligero quejido, le advirtió del límite entre la pasión y él dolor.
Él deseado, poseído, amado, él sosegado, saboreando el cuerpo, ese cuerpo, que aunque imperfecto, le hacía perder el sentido, los sentidos, el rumbo, la dirección.
Besando, lamiendo, gozando de cada rincón que le llevaba hasta ese pecho palpitante, ardiente, erecto, que él extremadamente celoso mordisqueó hasta que ella vibró, y ya juntos, en una unión perfecta, él dentro, ella plena, él enloquecido, ella delirada, él perdido, ella llorada, consiguió decir entrecortada, Guillermo, Guillermo ¿me amas? Y él, en un susurro, entre lagrimas, con un suspiro, sorprendido, preguntó ¿si te amo? Te amo hasta el desgarro, hasta el dolor, te amo a cada latido de mi corazón, te amo en cada uno de mis pensamientos, te amo, porque si no te amo muero, muero de desesperación.
4 comentarios:
La verdad chiquita es que me dejaste abosultamente para adentro... wow que bello que manera de expresar. Creo que ni te imaginas como me haz dejado.
Te dejo miles de... qué miles, millones de besos y un abrazo enormemente apretado.
Te extraño...
Mil besos
Lo vuelvo a leer y cada vez me gusta más, es como si me llamara venir a este lugar...
Mil besos
Gracias por tus comentarios, ya sabes que en este desván siempre serás bien venido.
Besos.
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