Me dueles, en la parte tierna de mi cuerpo y de mi alma. Te
balanceas en mi mente como el tiempo en las manillas de un antiguo reloj
mientras mis dedos buscan refugiarse entre los suaves pliegues de tu piel. No
sueñes si no es conmigo, muerde mi carne en las madrugadas de delirio, en las
febriles noches en las que tu cuerpo palpita de pasión.
Me pierdo entre los rayos de luz que se cuelan por la
ventana y me remuevo entre tus manos que
me juran eternos minutos de amor. Absorbo la humedad de tu piel empapándome por
dentro impregnándome de ti. Eres el
templo de mis anhelos el refugio de mi pasión. No dejes de mimar mi cuerpo
creado para ti, bébete cada uno de mis suspiros y sacia en mí tus ganas.
Resbala tu piel sobre la mía, se adhieren a mis entrañas las lágrimas que mojan tus mejillas tatuando en mis adentros tu
ardor. Soy tuya, sin dolor, sin cansancio, sin tiempo, ahora llueve mojando y haciendo
brillar el asfalto en el que se refleja la sombra de nuestros dos corazones.
Pero nada importa, porque me dueles dentro y fuera de
mi ser, como nunca nadie podrá dolerme.
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