AQUELLOS SILENCIOS QUE MI ALMA HA GUARDADO DURANTE TANTOS AÑOS,AHORA HABLAN EN ESTE RINCÓN PERDIDO, EN EL QUE SE ENTREMEZCLAN LOS ECOS DE LO REAL Y LO IMAGINARIO, QUE LLEGAN, DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MIS ADENTROS.

Tú acomódate, desnuda tu cuerpo y tu alma, embriágate del aroma a sándalo… y sueña.

jueves, 12 de julio de 2012

Cada noche y alguna mañana



No hay nada como verme reflejada en tus ojos color café, bueno sí, notar el calor de tus manos aferradas a mi cuerpo. Son manos de carnicero, fuertes y nudosas pero increíblemente suaves sobre mi piel. Dices que te gusta enredarte entre esos medios rizos de mi pelo alborotado, que te recuerdan a los nidos de los pájaros que observabas de niño en el pinar de tu casa. También me cuentas que mis hombros desprenden el aroma del jabón que tu abuela ponía entre las toallas y que te encanta que mi sola presencia te haga rememorar tan entrañables recuerdos de tu feliz infancia. Te ríes remarcando aún más esas líneas que enmarcan tus ojos y que tanto me excitan, cuando te digo que tú me evocas muchas cosas, pero nada que tenga que ver con mi niñez, más bien, con oscuros deseos inconfesables. 
Levanto ligeramente la sabana para observar tu cuerpo, ¡hay que ver! No lo he conocido joven, pero me parece tan perfecto en su madurez.  Es cálido como la brisa en las tardes de verano y suave como besos de enamorados ¡si supieras cuantas veces te he soñado! Y ahora increíblemente te tengo aquí junto a mí, confesándome tus deseos, diciéndome que tú también pensabas en mí, que imaginabas mi cuerpo enlazado con el tuyo y que evocabas el sabor de mis labios en la oscuridad de tu habitación. ¡No me lo puedo creer! Tú siempre tan correcto y tan distante, imaginándome desnuda entre tus brazos. Sonríes al recordarlo y me besas enmarcando mis labios con tus labios. De pronto tus ojos se nublan y bajando la mirada susurras  - ahora ya no quiero estar sin ti- Sabes que no me gusta que te pongas serio, que no podemos prometernos amor eterno. Me lanzo sobre tu cuerpo y tú me recibes con el corazón abierto, somos dos locos desatados, no pensamos, no organizamos, sólo nos dejamos llevar por nuestros deseos, por nuestros cuerpos, dejando las almas descansar de decisiones o responsabilidades, tan solo besos y caricias se agitan turbulentos entre las lánguidas sabanas color mostaza.
Cae la tarde proyectando sombras sobre los cristales de la ventana, tengo que irme, mi vida no puede esperar. -¿Soñaras conmigo?-  Me preguntas desde la cama,- cada noche y alguna mañana- te contesto dirigiéndome hacia la puerta y antes de oírla cerrar, escucho como un susurro “T’estimo”  y sin querer oírlo, sin mirar atrás, sigo mis pasos, no hay tiempo para más.

No hay comentarios: