
Cuando el amor llega en su eternidad, en su para siempre.
Cuando lo perdonas todo, porque no hay nada que perdonar.
Cuando el cielo es del color de sus ojos, y tu piel huele a su piel.
Cuando la pasión nace con un simple recuerdo, y cada noche tienes con quien soñar.
Cuando un triste día todo se acaba, y el para siempre es un nunca más.
Cuando ya no perdonas, porque no se puede perdonar.
Cuando el cielo esta gris, y tu piel fría como la escarcha sobre el cristal.
Cuando la pasión muere, y ya no puedes soñar.
Cuando la nada es un todo, y no queda nada por lo que continuar.
Es hora de decir adiós, y marcharse… sin mirar atrás.